Tanto Wall Street como la FED aseguran que el peso ha estado mostrando una imagen sobrevaluada y distorsionada y su resistencia se debe principalmente a factores políticos más que económicos.
El nivel actual del peso que alcanzó los $16.37 pesos por dólar, niveles nunca vistos desde agosto de 2015, lidera las ganancias entre las principales divisas y se basa en una proyección de crecimiento a futuro de su economía. Crecimiento incierto, pues si es verdad que han aumentado las remesas y crecido las inversiones del Nearshoring, también lo es que los datos de crecimiento económico prometidos por el presidente López Obrador han sido demasiado optimistas y en ocasiones lejos de la realidad.
Según el financiero, en 2019 “el primer año del Gobierno. López Obrador heredaba la ‘estafeta’ de la administración de Enrique Peña Nieto, periodo en el que la economía creció en promedio 2.4 por ciento, mayor al 2 por ciento del sexenio de Vicente Fox y el 1.8 por ciento del sexenio calderonista.
El comienzo no fue alentador: la economía se contrajo 0.1 por ciento, la primera caída del PIB a tasa anual desde la crisis financiera de 2009.”
En 2020, el PIB de México se desplomó 8.5 por ciento. Se ligaron así dos años con números rojos para la economía nacional por primera vez desde el inicio de siglo.
En 2021, la economía no sólo no creció, sino que no alcanzó a recuperar la pérdida de año anterior, recuperando tan sólo 5 de los 8.5 puntos perdidos.
Y en 2022, si bien es cierto que la economía creció el 3.1%, este crecimiento contribuye a recuperar lo perdido en 2020.
Luego entonces utilizar la fortaleza económica del País como argumento justificativo de la fortaleza del peso es digno de cuestionarse.
Si lo anterior no fuese de dudosa apariencia, en la otra mano, tenemos la apesadumbrada situación económica del vecino del norte, cuyos rumores recesivos deberían advertir a México, de los riesgos que tendría su economía y por ende su moneda, en caso de que así sucediera.
Es por ello, que no deja lugar a dudas que la fortaleza del peso es más política que económica, y que esto provocará al actual mandatario (porque entre nos, él es quien decide), sostener la fortaleza de la moneda hasta antes de las elecciones de 2024, pues de no hacerlo así, seguramente éste será un argumento poderoso para poder atacar, el modelo económico, de la cuarta transformación que él encabeza.
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JUL
Sobre el autor:
Contador Publico Titulado del ITESO Catedrático del ITESO en materias fiscales, financieras y contables. Ex Funcionario de empresa nacionales y transnacionales Especialidades en impuestos por la U. Panamericana y el ITESO